jueves, 10 de enero de 2008

Artículo de opinión sobre el final de LA TANDA - por Olalla Vergara




Mi opinión sobre el final de LA TANDA
por Olalla Vergara






Hace un año,estaba sentada en el suelo en casa de mi madre rodeada de papeles,con el telefóno en la oreja mientras Samuel me dictaba desde Madrid como debía cubrir aquellos dichosos formularios.

Pocos dias después cogía un autobús hasta Ourense,que pagaba de mi bolsillo,para hablar con un escritor que seria nuestro ángel de la guarda.Conseguimos todo lo que nos pedía el Ayuntamiento para concedernos parte del dinero que necesitábamos un dia antes de tener que entregarlo,sacando facturas de donde no las habia y fuerzas de donde se habian acabado,empujados solamente con la ilusión de un nuevo proyecto que ya veiamos,seria muy grande.


Recuerdo aquella primeras reuniones en las que solo estábamos Pablo Ferreira,Samuel Leví y yo,donde no teníamos un duro,ni local,ni material ni nada.


Despues llegó Lidia y nos dimos cuenta donde nos estábamos metiendo cuando,aferrada a su libreta y tomando nota de todo preguntó a que temperatura estarían los cuadros.


Natalia apareció con sus diseños bajo el brazo y mes a mes fueron mejorando hasta los increibles de los últimos meses.


Pero sobretodo recuerdo el dia de la inauguración,10 de Febrero del 2007. El Ensanche estaba lleno,teníamos socios, nuestras propias camisetas que lucíamos con todo el orgullo del mundo,teniamos entradas y toda la ilusión que poniamos cada uno de nosotros.


Mis fotografías ,el concierto de Samuel y de Luis Moro.... fue una noche increible para todos.


Al dia siguiente me fui a Italia durante los siguientes siete meses y desde allí seguí trabajando, agendando escritores, haciendo llamadas de telefóno que valian un riñón para estar, aunque fuese un ratito en alguna reunión, enterándome de cada detalle de un proyecto que sentía muy mio, dando ánimos a mis compañeros que luchaban en primera fila cada sábado. Si alguien se ha ido de Erasmus sabrá lo dificil que es sacar un segundo para llevar algo así. Renuncié a tardes y noches para trabajar desde mi habitación italiana en La Tanda. Cuando volví a Vigo todo eran ideas,ganas y fuerza para hacer mucho más grande aquello que ya lo era,empapada como estaba de la sed de arte que hay en Italia y sobre todo en Bologna. Trabajamos sin descanso todo el verano, 2 y 3 horas al dia, me pasé más de 15 horas en una semana en el stand del centro comercial, sin contar con las horas que se pasaron mis compañeros, además de estudiar ,trabajar y todo aquello que hacemos culaquiera de nosotros todos los dias. Durante todo el verano trabajamos muy duro para conseguir nuevos miembros, más y socios y apoyo de personalidades más o menos conocidas. Os sorprenderia saber quienes respondieron a nuestra llamada.


Durante el espectáculo nos ocupábamos de las entradas,de que el sonido fuese perfecto, de proteger el local ,el público los cuadros o fotografias cuando los conciertos se volvían demasiado “animados”.


Y sin embargo todo este esfuerzo no ha funcionado y no lo ha hecho por lo mismo que no funciona nada o casi nada en esta ciudad,porque la gente no se implica.


En La Tanda empezamos 15 personas,que en realidad desde la primera reunión fuimos 3. Cuando conseguimos ser 5 y nos planteamos la necesidad de más ayuda, de 4 personas que se compromentieron solo cumplio una.


En este punto con 6 personas agotadas,que hemos sacrificado tanto por esto y que para que negarlo, estamos cansados,no podemos seguir.


“La Tanda” es como tener un amante exigente, llega un momento que no puede ser compatible con el resto de tu vida.


Siempre dije que La Tanda debía ser algo que me hiciese ilusión, que me hiciese sentir feliz.

Desde el momento en el que eso no fuese asi,ya no merecia la pena y estaba llegando ese momento por extenuación.


La Tanda no se acaba por falta de músicos, ni de escritores, ni de pintores o fotógrafos y ni siquiera por falta de público. La Tanda se acaba por falta de medios para que sobreviva.
Cada pequeño gesto tanto de autoridades, empresas, locales etc nos suponía un esfuerzo tan grande que acabó desgastándonos.


Esta ciudad está llena de nuevos ricos, de gente que se cree mejor porque controla parte del dinero para traer a Vigo a grupos que arrastran adolescentes histéricas que seguiría a casi cualquiera que saliese por la televisión. La Tanda nos ha quitado tiempo para nosotros,para nuestra pareja, nuestra familia, nuestros amigos... trabajando toda la semana, volvias cada sábado con una sonrisa a pasar toda la tarde y quedándote hasta la noche para recoger, emocionado por la gente que acudía, por los grupos, por los escritores... Poner en marcha cada sábado este proyecto no solo significaba estar alli, cobrar entradas y disfrutar del concierto. La mayor parte del tiempo casi ni podiamos enterarnos de lo que pasaba en el escenario. Cuando el público empezaba a entrar nosotros llevábamos alli 1hora como mínimo, colocábamos la tienda, explicábamos como funcionaba todo a los artistas, montábamos las exposiciones, cargábamos con los caballetes, los sillones, las vallas etc etc y cuando todo terminaba aún nos quedaba otra horita más para recoger todo antes de volver a casa.


He vivido 3 años en Ourense,una ciudad mucho más pequeña que Vigo y vista de manera despectiva por muchos vigueses, pero el teatro estaba lleno y podiamos entrar por 2 ó 3 euros, los locales donde se hacian monólogos estaban repletos, los concierto eran cada dia y siempre llenos a rebosar.


No sé que ocurre realmente en Vigo, pero no me gusta. El arte aquí se reduce a los grandes nombres con los que los empresarios y el ayuntamiento se llenan la boca. Quizá tengamos algo en la música, pero eso no llega para la cantidad de buenos grupos que hay en esta ciudad.


Y ¿qué pasa con los escritores, con los fotógrafos, con los pintores? Hay mucha gente que no se conocerá nunca, gente a la que será muy dificil descubrir si nunca pueden demostrar de lo que son capaces.


La Tanda se acaba porque ya no podemos más, pero tambien porque no tenemos ayuda, porque en esta ciudad la mayor parte de la gente no se compromete y las instituciones y empresas que se suponen te tienden una mano por detrás, te ponen la zancadilla. Hemos tenido que poner sonrisas donde deberiamos haber mostrado nuestra indignación y buenas palabras donde deberiamos haber dicho “ asi no”. Quizá he sido la parte más reaccionaria de el proyecto, mis compañeros me han tenido que “calmar” más de una vez, la diplomacia no es mi punto fuerte. Pero esa es una de las cosas buenas que tiene este equipo, nos complementámos perfectamente.


Pero a pesar de todo, a pesar de toda esa gente, de todos esos intereses,de todo lo que hemos tenido que tragar a merecido la pena. Y lo ha hecho por la cantidad de artista que han pasado por La Tanda (que no por El Ensanche), por la gente que nos ha venido a ver, por nuestra familia y amigos que sábado a sábado nos acompañaron, por todos los que nos han mostrado su ayuda y sobre todo por las horas y los momentos emocionantes que he pasado con mis compañeros y la gente que he conocido.


No creo que “La Tanda” haya muerto,está cambiando la piel.



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